El Consejo Internacional de la Caza y la Conservación de la Fauna Silvestre (CIC, por sus siglas en inglés) es una de las organizaciones conservacionistas más antiguas del mundo. Se fundó en 1930 con un propósito claro: promover la conservación de la biodiversidad a través del uso sostenible de la fauna salvaje. Desde entonces, no ha dejado de trabajar en favor de la caza ética y responsable, colaborando con gobiernos, científicos, ONG y comunidades locales de más de 80 países.
Lejos de ser un simple lobby cinegético, el CIC es una entidad reconocida oficialmente por el Gobierno de Austria como organización internacional, con estatus diplomático y acreditación como observador ante Naciones Unidas. Esto le permite participar en la elaboración de políticas ambientales globales y defender en ellas el papel del cazador como gestor activo de la naturaleza.
Qué hace el CIC y por qué debería interesarte
En un contexto internacional cada vez más hostil hacia la caza, el CIC cumple una función esencial: representar y defender el uso sostenible de la fauna como herramienta legítima de conservación, tanto en Europa como en el resto del mundo.
Entre sus hitos históricos destacan la cofundación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), su participación en la Convención de Ramsar sobre humedales, la Cumbre de la Tierra en Río y, más recientemente, en el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (2022), donde logró que la utilización sostenible quedara reconocida como pilar básico para la conservación del planeta.

Además, el CIC defiende con firmeza los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades rurales que viven junto a la fauna salvaje. Reconoce su papel insustituible en la gestión del territorio, algo que en Europa también afecta directamente a los cazadores locales, propietarios y gestores cinegéticos.
España y el CIC: una relación estratégica
Aunque el CIC es una organización de alcance global, España forma parte de su red internacional a través de asociaciones, federaciones y cazadores individuales que participan como miembros activos. Su influencia es especialmente relevante cuando se trata de defender ante organismos internacionales el modelo de caza mediterráneo, incluyendo prácticas como la montería, el rececho o la caza en zonas rurales despobladas.
El CIC aporta legitimidad científica, legal y diplomática al debate internacional sobre la caza. Y en tiempos donde muchas decisiones se toman fuera de nuestras fronteras —en Bruselas, Ginebra o Nairobi—, contar con un altavoz que entienda y defienda los intereses de los cazadores españoles no es un lujo, sino una necesidad.
Entender qué es el CIC y qué hace es clave para cualquier cazador que se preocupe por el futuro de su afición. El Consejo Internacional de la Caza no es sólo una institución de despacho: es una herramienta de defensa global que trabaja cada día para que la caza ética, sostenible y bien gestionada siga teniendo espacio en el mundo moderno.









