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Dos cazadores en media veda.

Lo que deberías estar haciendo ya si quieres cazar torcaces en la media veda

Faltan todavía varios meses para la media veda, pero el éxito de una tirada de torcaces en agosto comienza ahora, en mayo. Quien espere a la semana previa para buscar un paso o colocar un puesto ya llega tarde. En este momento del año, con las siembras creciendo y el monte tranquilo, se dan las condiciones ideales para empezar a observar los primeros movimientos de estas aves y tomar nota de sus rutinas. El cazador que dedique unas horas ahora al campo llegará con ventaja a la temporada.

La paloma torcaz (Columba palumbus) es un ave migratoria que en verano se muestra especialmente activa al amanecer y al atardecer, desplazándose entre dormideros, zonas de alimento y puntos de agua. Aunque todavía quedan semanas para que estas rutas sean definitivas, ya se pueden detectar patrones que, en muchos casos, se repetirán durante la temporada de caza. Identificar por dónde entran en una siembra, qué línea de monte siguen o qué punto exacto utilizan como corredor natural puede suponer la diferencia entre una jornada de disparos o una de observación sin lances.

Las semanas clave para observar sin presión

Aprovechar las primeras semanas de agosto sin presencia de otros cazadores ni presión sobre el terreno permite estudiar el comportamiento de las torcaces sin interferencias. Es el momento de buscar desde zonas elevadas, con prismáticos y sin prisas, las sendas que recorren al salir del dormidero o al regresar por la tarde. Anotar el lugar, la hora, el sentido del vuelo y las condiciones del día ayudará a construir una rutina clara sobre la que organizar las tiradas cuando llegue agosto.

Una pareja de palomas torcaces. © Shutterstock

No hay que olvidar que muchos de los mejores pasos no están en los comederos ni en los bebederos, sino en los trayectos intermedios, aquellos que las torcaces utilizan casi por inercia, guiadas por la orografía del terreno. Laderas suaves, vaguadas, bordes de manchas de monte o líneas de arbolado disperso suelen ser puntos de paso obligados. Algunos se repiten año tras año, otros cambian si varía la densidad de siembra o la disponibilidad de agua. Por eso conviene revisar también los cambios en el entorno: un rastrojo nuevo, una charca estacional o una repoblación reciente pueden condicionar los recorridos de vuelo.

Asegurar el paso antes de que llegue la presión

Una vez localizado un buen paso, el trabajo no ha terminado. Conviene regresar varias veces en las semanas siguientes para confirmar que el movimiento se mantiene. Si todo se mantiene constante, puede considerarse una ubicación prioritaria para la apertura. Si cambia, habrá que reubicar el puesto o esperar a ver cómo evoluciona la querencia. Dejar colocados hitos de referencia o incluso preparar el puesto con antelación, si el terreno lo permite, puede ahorrar tiempo en los días previos al inicio de la temporada.

También es importante tener en cuenta que el comportamiento de las torcaces cambia radicalmente el mismo día de la apertura. Ante los primeros disparos, las aves elevan su vuelo, buscan otras rutas o acortan sus movimientos. Por ello, cuanto más información tengamos sobre rutas secundarias, lugares alternativos y zonas menos castigadas, más opciones tendremos de adaptarnos sin perder oportunidades.

Anticiparse es clave. Un buen palomero no espera a última hora para improvisar una tirada. Sabe que las mejores jornadas se construyen con tiempo, observación y constancia. Y mayo es el mes para empezar a hacerlo. Porque la media veda empieza ahora, aunque todavía no llevemos el arma al hombro.

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