Un estudio liderado por científicos del IREC y la Universidad de Córdoba ha encendido las alarmas en el entorno cinegético: los conejos y liebres silvestres son reservorios naturales del parásito Leishmania infantum, el causante de una enfermedad zoonótica que afecta a humanos y perros. El hallazgo se ha producido en Castro del Río, una zona de alta densidad de caza menor.
Los resultados son rotundos: el 100 % de los lagomorfos analizados estaban infectados, un dato sin precedentes que explica la elevada prevalencia en perros (73,2 %) y también en personas (6,2 %). Además, uno de cada cuatro flebótomos —los pequeños insectos vectores— también portaban el parásito, lo que confirma una transmisión activa en el medio rural.
El foco: un coto de caza menor con alta densidad de flebótomos
El punto crítico identificado en el estudio se encuentra junto a un coto de caza menor, donde la densidad de flebótomos infectados fue la más alta de todo el área analizada. Este patrón coincide con brotes anteriores documentados en Fuenlabrada (Madrid) o Montefrío (Granada), en los que también se confirmó el papel clave de la fauna silvestre.
Este descubrimiento replantea el mapa de riesgos sanitarios en las zonas de caza, donde la estrecha convivencia entre perros, humanos y fauna salvaje puede favorecer la propagación de enfermedades como la leishmaniosis.

Una enfermedad grave con consecuencias letales
La leishmaniosis no es una amenaza menor. Puede manifestarse con lesiones cutáneas crónicas, pero su forma más peligrosa es la visceral, que compromete órganos vitales. La OMS la considera la segunda parasitosis más mortal del mundo, con hasta un millón de casos humanos cada año.
Los investigadores recuerdan que los flebótomos son especialmente activos al atardecer, y que prefieren zonas húmedas con vegetación densa y madrigueras, condiciones frecuentes en cotos y entornos cinegéticos. Por eso insisten en extremar la prevención, sobre todo en perros, mediante vacunas, repelentes y control veterinario regular.
One Health: un enfoque necesario para el mundo rural
El equipo científico destaca la urgencia de reforzar la vigilancia epidemiológica en fauna salvaje. El estudio aplica el enfoque One Health, que integra la salud humana, animal y ambiental como un único sistema. Este modelo se revela imprescindible en escenarios rurales donde el contacto entre especies es constante.
Para el cazador y el gestor del medio natural, este hallazgo debe suponer una llamada a la responsabilidad: comprender que la caza y la conservación van de la mano también en lo sanitario. Porque cuando los conejos y liebres transmiten una enfermedad que salta a perros y humanos, el equilibrio del ecosistema se pone a prueba.





