Días de Montería #4 | El Montero Parte 2

Una jornada épica de cortadero con siete jabalíes y lecciones para toda la vida

La caza en cortadero no es para cualquiera. Exige atención absoluta, una conexión íntima con el monte y la capacidad de leer el entorno con todos los sentidos. Así arranca esta nueva entrega de Días de Montería, donde el protagonista nos transporta a la provincia de Cáceres para vivir una experiencia de caza que combina emoción, técnica y una profunda reflexión sobre lo que realmente significa ser montero.

Más que disparar, es saber escuchar

Desde los primeros minutos, el vídeo transmite el espíritu de la caza en cortadero: una modalidad donde cada crujido, cada sombra y cada soplo de viento pueden anticipar el lance. La cámara acompaña al cazador en un puesto emblemático, flanqueado por alcornoques y jara, con visibilidad limitada y un único objetivo: el jabalí (Sus scrofa), protagonista absoluto de la jornada.

Organizada por Caza Planeta, esta montería cambia las reglas respecto al día anterior: se permite cazar sólo jabalíes y sin cupo. Una libertad que supone también una gran responsabilidad. La consigna es clara: disparar con criterio, con respeto, y con conciencia de que cada lance forma parte de la gestión del monte.

Siete jabalíes, un rifle y una lección de caza ética

El rifle Browning A-Bolt 3+ con visor Kite B6 vuelve a ser el compañero de confianza del montero. Su versatilidad permite actuar con rapidez en disparos cortos y medios, algo crucial en los cortaderos. A lo largo del día, se suceden los lances: primero uno, luego dos más, hasta sumar siete jabalíes abatidos desde el mismo puesto, incluyendo dobletes rápidos y remates efectivos a animales heridos.

En paralelo, el vídeo subraya los pilares de toda montería bien hecha: educación, seguridad y humildad. Desde el respeto por los vecinos de puesto, hasta el manejo ético del arma, todo está impregnado por un sentimiento colectivo de responsabilidad. En palabras del narrador: “la montería no es matar por matar; es cuidar del monte, proteger su equilibrio”.

Un final que mira al futuro con esperanza

Al terminar la jornada, el equipo marca las piezas, colabora en la recogida y hace balance. Se destacan los valores compartidos entre monteros, la ausencia de incidentes, y el sentimiento de haber vivido uno de esos días que dejan huella. También hay espacio para una reflexión optimista: cada vez más jóvenes y mujeres se suman a la caza con una mirada respetuosa y comprometida.

Este cuarto capítulo de Días de Montería no es sólo un recuento de capturas; es un homenaje a quienes entienden la montería como una forma de vida, una ética y un legado que se transmite en cada puesto, cada disparo y cada jornada compartida.

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