Cerceta pardilla

Los cazadores andaluces se unen a la lucha contra el furtivismo en el Bajo Guadalquivir

Desde hace años, el furtivismo campa a sus anchas en algunos puntos del Bajo Guadalquivir. Pese a los esfuerzos de los agentes ambientales y las fuerzas del orden, lo cierto es que muchas zonas siguen siendo un agujero negro para la conservación de aves tan amenazadas como la cerceta pardilla. Pero algo está cambiando: los cazadores han dicho basta y se han sentado con la Junta y los cuerpos policiales para dar un golpe encima de la mesa.

La escena tuvo lugar el pasado jueves en la sede de la Fundación Biodiversidad, en Sevilla. Allí se constituyó una Mesa Técnica dentro del proyecto europeo Life Cerceta Pardilla, con presencia de la Consejería de Sostenibilidad, la Fiscalía de Medio Ambiente, Guardia Civil, Policía Nacional, agentes de Medio Ambiente… y, por primera vez, la Federación Andaluza de Caza (FAC).

Un nuevo frente contra los delincuentes del campo

El objetivo de esta alianza es claro: frenar a los furtivos que actúan en la marisma del Guadalquivir, un lugar estratégico para millones de aves migratorias. Y hacerlo rápido, con eficacia y de forma coordinada. Así lo explicó Alberto Sanabria, coordinador del proyecto LIFE en Andalucía: «El furtivismo sigue siendo una de las amenazas más persistentes y difíciles de erradicar, como ha demostrado el seguimiento satelital de ejemplares marcados por el proyecto. La constitución de esta Mesa supone un paso adelante fundamental para poder actuar de forma más rápida, coordinada y eficaz».

La cosa va en serio. El plan no se queda en una simple declaración de intenciones: se han puesto sobre la mesa campañas preventivas, protocolos de comunicación, refuerzo de la vigilancia en épocas sensibles… y, lo más importante, una implicación directa del mundo cinegético en la defensa de lo que también es suyo.

«El furtivismo no es caza»

Uno de los momentos más contundentes lo protagonizó Adelardo Villafranca, vicepresidente de la FAC, quien dejó claro en el acto que «el furtivismo sólo puede catalogarse como delito y, en ningún caso, puede relacionarse con la caza, que para serlo siempre ha de ser legal y ética». Una declaración que marca distancias con los que manchan el nombre del sector y una apuesta firme por erradicar esta lacra.

Y es que en algunas zonas del Bajo Guadalquivir se ha normalizado lo que no es normal: trampas, disparos nocturnos, abatimiento ilegal de especies protegidas… La complejidad del entorno, unida a ciertas tradiciones mal entendidas, ha convertido algunos parajes en tierra de nadie. Ahora, con la implicación directa de los cazadores, esa tendencia podría empezar a revertirse.

Aves en peligro y un ecosistema al límite

El entorno de la marisma del Guadalquivir no es cualquier cosa: es uno de los humedales más importantes del sur de Europa, lleno de vida y punto clave para miles de aves acuáticas. Entre ellas, la cerceta pardilla, una especie al borde del abismo que lo tiene todo en contra… menos la voluntad de quienes ahora han decidido pasar a la acción.

Con esta Mesa Técnica se abre una etapa que une a instituciones, cazadores y cuerpos policiales contra un enemigo común. Porque defender a las especies no va de ideologías, sino de hechos. Y aquí, todos parecen tener claro que no hay tiempo que perder.

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