Tierra de corzos: el fantasma de la sierra

Comienza abril, y con él una nueva temporada del corzo. En la sierra profunda de Guadalajara, el rececho se convierte en algo más que una técnica cinegética: es un acto de fe, un combate silencioso con el monte, el viento y uno mismo. En este primer capítulo de Tierra de Corzos 2024, Iván inicia su temporada en uno de los entornos más duros de la caza peninsular, buscando al esquivo «corzo fantasma» que habita en lo más abrupto del terreno.

Terreno espeso, desniveles extremos y una espera cargada de dudas

En esta zona de la sierra, marcada por un gran incendio hace décadas, el monte bajo ha crecido de forma caótica, sobrepasando la altura de una persona y dificultando al máximo la localización de los animales. Aquí no hay sembrados ni claros amplios: el corzo (Capreolus capreolus) se esconde entre barrancos y jaras, y cada encuentro dura apenas unos segundos. La caza exige máxima concentración y autocontrol.

El 1 de abril amanece con nervios contenidos. Iván arranca el día entre ladras lejanas y claros de luz. Observa un primer macho joven en un prado, pero decide no disparar. Lo mismo ocurre más adelante con otros ejemplares. Es el primer día de temporada, y no se trata de apretar el gatillo al primer corzo que aparece, sino de esperar a ese ejemplar maduro que verdaderamente merece el lance.

Memorias, esperas y un disparo que justifica toda la jornada

Mientras el sol gana altura y el monte se vuelve más espeso, Iván rememora una escena del año anterior: un tiro limpio a 400 metros con viento racheado, en este mismo terreno. Ese recuerdo le lleva de nuevo a una atalaya estratégica, desde la que puede vigilar una amplia zona en calma.

Las horas pasan. Ya es tarde y, con la luz cayendo, una pareja de corzos aparece en escena. El macho se separa brevemente de la hembra. Iván mide la distancia —250 metros— y sabe que es la última oportunidad del día. Se toma unos segundos. Acomoda el cuerpo, respira hondo, aprieta el gatillo. El disparo es certero. El corzo cae.

El equipo: precisión, ligereza y confianza

El lance se resuelve con el Howa 1500 HS Precision, un rifle con cañón de carbono ligero, perfecto para caza de montaña. Equipado con un visor Vortex Strike Eagle 5-25×56, permite a Iván corregir al vuelo y actuar con precisión quirúrgica incluso en condiciones de escasa visibilidad. Una herramienta que refuerza la confianza del cazador en terrenos tan técnicos como estos.

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