La caza del corzo como salvavidas rural: un rececho entre riscos que defiende la España vaciada
La comarca zaragozana del Aranda, al sur del Moncayo, es una tierra dura, de piedra y silencio, pero también de historia, pasión y resistencia. En este tercer capítulo de Tierra de Corzos 2023, el equipo de Jara y Sedal se adentra en uno de esos rincones olvidados donde el corzo (Capreolus capreolus) es mucho más que un trofeo: es una fuente de vida, cultura y esperanza.
Entre barrancos y corzos: un rececho con alma
Eduardo Pompa, ingeniero forestal, cazador y responsable de la web de Jara y Sedal, recorre la sierra guiado por Sergio Bona, gestor cinegético con más de una década de experiencia en estos montes. Su objetivo no es sólo cazar un macho representativo, sino mostrar la dimensión social y económica que la caza del corzo tiene en esta zona de la España vaciada.
Desde el primer momento, la belleza del entorno y la densidad de fauna dejan claro que la naturaleza aquí manda, aunque la jornada no se lo pone fácil a los cazadores. Tras varios intentos, un macho adulto y simétrico concede el tiempo justo para colocar el visor y disparar con precisión. Un lance sobrio, pero cargado de emoción.
Caza sostenible y economía local: el impacto real del corzo
La pieza abatida no es un trofeo cualquiera. Es también una inversión en el territorio. Como explican los protagonistas, en municipios como este, la caza supone uno de los pocos ingresos constantes del año, más incluso que la explotación forestal.
Y no sólo eso. Como recuerda Mari, la dueña del único bar del pueblo, sin los cazadores el negocio no sería viable en invierno. Y es que tras cada rececho hay también desayunos, cenas, alojamientos y vida en los bares, casas rurales y tiendas de estas comarcas olvidadas.
Gestión responsable y respeto por el monte
En la segunda parte del capítulo, un nuevo rececho concluye con el abatimiento de un corzo de baja calidad, clave para el equilibrio de la población. Aunque parecía joven, el análisis posterior revela un macho viejo y agresivo, con orejas cortadas de peleas y un porte engañoso. Una muestra más de que la gestión cinegética responsable también exige experiencia y criterio.
Un viaje al corazón de la sierra que defiende la caza como cultura, economía y legado
El capítulo concluye con una reflexión emotiva: «Aquí puedes irte sin cazar, pero con una cura de tranquilidad que no te da nada más». Porque, más allá del trofeo, lo que queda es la conexión con la tierra, con sus gentes y con uno mismo.