Carlos Vignau, protagonista del segundo capítulo de Tierra de Corzos 2023, viaja hasta el norte de Burgos, a la comarca de Las Merindades, para vivir una experiencia de gestión cinegética junto al guía profesional Jaime Cuesta, de Cacerías Cuesta Toledano. Esta entrega es una inmersión real en lo que significa cazar con criterios, seleccionar correctamente y conservar una especie tan emblemática como el corzo (Capreolus capreolus).
Paisaje salvaje, conocimiento del entorno y una espera complicada
La zona de caza se sitúa entre la cordillera Cantábrica y el río Ebro, un enclave privilegiado donde el corzo encuentra agua, alimento y tranquilidad. Acompañado por Jaime, Carlos se enfrenta a un rececho técnico y condicionado por el viento, que obliga a modificar la postura inicial para buscar el aire más estable y las mejores opciones de tiro.
El protagonista caza con un Jahel J1 Allterrain en calibre .308 Winchester, cargado con munición Geco Soft Point de 170 grains, y ayuda del visor Zeiss V6 2-12×50, ideal para tiros en baja luz.
El lance: un macho maduro en la última luz
Una gestión cinegética impecable
Pasadas las 21:00, con la visibilidad muy mermada, aparece el macho esperado: un corzo adulto, de seis puntas, con rosetas caídas y aspecto de animal en regresión. Tras confirmar que es el ejemplar seleccionado, Carlos dispara a 210 metros. Aunque el tiro impacta ligeramente trasero, el animal cae en el sitio, consolidando un lance preciso, ético y eficaz.
Entre garrapatas, alergias y furtivos
Durante la jornada, se abordan problemas actuales como la alarmante caída de población por la enfermedad del gusano, que ha reducido hasta en un 70 % la densidad de corzos en la zona, y el furtivismo, que impide gestionar con eficacia cuando los animales aparecen decapitados.
Además, tanto Carlos como Jaime descubren que comparten una alergia a la piel del corzo, lo que añade un matiz curioso a la experiencia, gestionado con mascarillas y guantes tras el cobro.
Reflexión final: ética, conservación y territorio
Este capítulo deja claro que cazar corzos hoy implica mucho más que acertar un disparo. La gestión cinegética responsable exige conocer a fondo el terreno, los animales y sus querencias, seleccionar con cabeza y comprometerse con el campo, especialmente en contextos de sequía, donde poner puntos de agua puede ser clave para la biodiversidad.
