Bajo la niebla de la provincia de Burgos, el rececho se convierte en un acto de equilibrio entre tradición y conservación. En este primer capítulo de Recechos 2024, Federico Calzada —cazador vocacional, gestor de cotos y vocal de la Asociación del Corzo Español— protagoniza una jornada que va mucho más allá de la simple acción cinegética: es un homenaje al conocimiento, al compromiso y al respeto por la especie.
Cazar con ciencia y con memoria
Todo comienza con una imagen potente: el cazador y su presa en un ciclo vital que exige decisiones éticas. La narración nos sumerge en un rececho lleno de sentido. Federico rememora su primera experiencia con tan solo cuatro años, cuando su padre lo llevó a ver su primer corzo en celo. Aquel lance marcó para siempre su vínculo con esta especie (Capreolus capreolus).
Ya adulto, combina su pasión con la gestión responsable. La historia del vídeo gira en torno a un viejo corzo del barranco, al que ha seguido durante años con cámara y libreta. Con sensibilidad y método, estudia su evolución morfológica, sus patrones de movimiento y el contexto ecológico en que se encuentra.
Conservación, enfermedades y decisiones de gestión
Como representante de la Asociación del Corzo Español, Federico detalla con rigor varios proyectos clave: desde el Proyecto Corcino (educación sobre crías aparentemente abandonadas) hasta el uso de drones y cámaras térmicas para evitar atropellos en época de cosechas (Proyecto Capreolus). Además, explica cómo recolectan muestras de animales abatidos para estudiar enfermedades emergentes como Cephenemyia stimulator (la mosca nasal) o Hypoderma actaeon (mosca de los barros), en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela.
El disparo justo y la señal de respeto
Cuando localiza al corzo, todo se alinea: el viento, la posición y los años de seguimiento. El disparo es limpio. Luego llega el momento de la verdad: comprobar que el animal abatido cumple los criterios selectivos. Su morfología y el desgaste dental confirman que se trata de un ejemplar viejo, ya fuera del pico reproductivo, cuya extracción favorecerá a otros más jóvenes.
Federico realiza la tradicional señal centroeuropea de respeto: una ramita en la boca del animal y otra sobre la herida. Un gesto sencillo pero profundo que honra a un corzo que “le ha dado tanto”.
La carne como legado y futuro de la caza
Con honestidad, Federico insiste en la importancia de aprovechar la carne de caza: por salud, por sostenibilidad y por ética. “No hay carne más pura que la que viene del campo”, afirma. A través de esta historia, defiende una caza consciente, basada en la observación, el aprendizaje constante y la contribución activa al equilibrio entre fauna y agricultura.