Rebeco con arco en Anatolia

Una gesta cinegética que marca un antes y un después. Así puede resumirse la inolvidable expedición de Pedro Ampuero, quien se convierte en el primer arquero moderno en abatir una gamuza anatolia (Rupicapra rupicapra asiatica) en las escarpadas montañas del Cáucaso oriental. Este nuevo capítulo en su ya extensa trayectoria cinegética se desarrolla en el invierno de 2019, en los límites naturales que separan Turquía de Georgia, en un entorno tan bello como exigente.

La caza más difícil: arco, altura y soledad

Desde los primeros compases del vídeo, Pedro Ampuero deja claro que esta no es una cacería cualquiera. Sin su padre —habitual compañero de aventuras—, pero inspirado por su legado, Pedro documenta en solitario cada paso de esta caza de alta montaña. Con la ayuda de guías locales y su inseparable arco, se enfrenta a un terreno abrupto, con pendientes extremas, densidades bajísimas de animales y temperaturas atípicamente cálidas que dificultan aún más el movimiento de las piezas.

A lo largo de varios días, entre observaciones fallidas, estrategias reposicionadas y frustraciones inevitables, Pedro persevera. El entorno es imponente: crestas nevadas, valles vertiginosos y una belleza salvaje que convierte cada jornada en un esfuerzo épico. Tras un intento prometedor en el que se acerca a una joven gamuza, la oportunidad soñada finalmente se presenta en un disparo técnico al límite.

Un disparo histórico

El momento clave llega en un ángulo imposible, con un tiro extremadamente inclinado desde 70 grados. Pedro ejecuta el disparo con precisión quirúrgica. La tensión se disipa cuando descubre, no sin emoción, al animal abatido: un macho adulto, de al menos seis o siete años, corpulento y con una cornamenta sobresaliente.

La escena posterior es profundamente emotiva. Pedro observa al animal bajo los últimos rayos del sol y se permite un momento de reflexión: «Ojalá mi padre estuviera aquí». Sus palabras resuenan con fuerza, dando aún más valor al logro. Consciente de la dimensión histórica de lo conseguido, Pedro carga al hombro el animal y emprende el largo regreso, con el alma henchida de gratitud.

Un sueño cumplido, una página escrita

Este vídeo no es solo un documento de caza, sino una pieza que habla del valor del esfuerzo, del respeto por el animal y del amor por los retos extremos. Pedro Ampuero no solo ha cazado una gamuza con arco: ha hecho historia. Y lo ha hecho en silencio, con humildad, dejando que las imágenes hablen por él.

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