Los cazadores españoles han vuelto a demostrar su compromiso con la conservación batiendo un nuevo récord de participación en el Observatorio Cinegético. Durante la última campaña estival, desarrollada entre julio y septiembre, se han realizado 1.137 censos de bandos de perdiz, un incremento del 21,3 % respecto a los 937 registrados en 2024.
En total, 313 colaboradores recorrieron 9.916 kilómetros y dedicaron 884 horas de trabajo voluntario para registrar, a través de la aplicación CensData, las observaciones de bandos de perdices jóvenes y adultas. Estos datos permiten conocer con precisión el éxito reproductor de la especie y la evolución de sus poblaciones, información esencial para la gestión sostenible de la caza menor.
Extremadura, líder en participación
Los censos se han llevado a cabo en 14 comunidades autónomas, con Extremadura a la cabeza (391 recorridos), seguida de Castilla-La Mancha (135), Andalucía (111), Aragón (99), Castilla y León (92) y Cataluña (91). También han participado censadores en La Rioja, la Comunidad Valenciana y Madrid, reforzando la cobertura nacional del proyecto.

El Observatorio Cinegético es una iniciativa conjunta de la Fundación Artemisan, Bineo Consulting y la Federación Española de Caza, con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Mutuasport, Hornady y las federaciones autonómicas de caza. Su objetivo es convertir las observaciones de los cazadores en información científica de valor, útil tanto para los gestores de cotos como para las administraciones.
Ciencia y caza, unidas por la conservación
El éxito de esta campaña confirma el crecimiento sostenido del Observatorio, que se consolida como la mayor red de censadores de fauna cinegética de España. Las entidades impulsoras han agradecido el esfuerzo de todos los participantes, cuyo trabajo voluntario está contribuyendo a que las decisiones de gestión cinegética se basen cada vez más en datos reales y verificables.
Gracias a este esfuerzo colectivo, el sector demuestra que la caza puede ser una herramienta clave para la conservación, al integrar la observación directa del campo con el conocimiento científico.





