Montería en Navacastillo

Navacastillo es de esas fincas que, temporada tras temporada, siguen escribiendo páginas memorables en el calendario montero. En esta ocasión, el vídeo producido por Producciones Galeano nos traslada a una jornada organizada por Miguel Ángel Espejo, un día cargado de lances, emoción y buen ambiente, donde la caza se vive en su versión más auténtica y tradicional.

Una mancha bien trabajada… y con premio

La cita arranca temprano, con los monteros convocados para el desayuno y sorteo de puestos. Miguel Ángel se dirige a los asistentes agradeciendo la implicación de todos, subrayando que la finca se ha cebado desde julio, con especial mimo. Se cazan dos cierres y tres traviesas, con 32 puestos autorizados más uno reservado para la propiedad.

La caza autorizada incluye venado, jabalí y cierva, y se insiste desde el inicio en dos ideas clave: seguridad absoluta y respeto al puesto asignado. Miguel Ángel recuerda que él mismo ha marcado cada puesto y que nadie debe moverse de su sitio. «Donde estéis, tenéis caza», dice. Las instrucciones son claras: sin moverse, sin buscar el árbol perfecto, sin improvisar.

Varetos, ciervas y un marrano esquivo

En uno de los puestos testeros, Gabriel y Enrique protagonizan una espera con varios avistamientos. Entran varetos y ciervas, y tras la suelta de las realas, aparece un jabalí que Gabriel hiere, pero no logran rematar. La incertidumbre es parte de la montería, y aunque no consiguen abatirlo, ambos valoran el momento y la experiencia.

El resultado final habla por sí solo: 28 jabalíes, 2 venados y 4 ciervas cobradas entre 32 puestos, una cifra notable que demuestra el buen estado de la mancha. Y lo mejor: con seguridad, sin incidentes y con compañerismo.

Un cierre con humor, comida y camaradería

El vídeo cierra con lo que también forma parte del ritual montero: una comida contundente, fotografías de los afortunados y un truco de magia que arranca risas y refuerza ese espíritu de comunidad tan propio de estas citas. Porque más allá de las reses abatidas, lo que se queda es el recuerdo compartido.

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