Machos monteses en Murcia

Caza en abierto, disparo extremo y búsqueda entre barrancos: el emocionante rececho de Jos Luis en la sierra de Moratalla

Una historia de superación, montaña y pasión por el rececho. Así arranca esta jornada en los cielos de Moratalla, en plena región de Murcia, donde un grupo de cazadores se adentra en terreno escarpado en busca de un macho montés (Capra pyrenaica) que supere los 60 centímetros de cuerna. Para Jos Luis, el protagonista, no es una cacería cualquiera: es el último reto pendiente antes de cumplir los 40 años, la especie emblemática que siempre soñó abatir en rececho y en abierto.

En busca del gran macho entre riscos y sombras

La acción transcurre entre los 1.800 y 2.000 metros de altitud, en una jornada inusualmente cálida para diciembre. Las altas temperaturas obligan a buscar los machos en las umbrías más altas, guiados por Ismael, el guarda local. Pronto aparecen los primeros grupos, pero los ejemplares no alcanzan la edad ni el tamaño deseado. Se suceden las aproximaciones, siempre con el aire a favor y aprovechando las sombras. El equipo se divide para minimizar el ruido y acercarse al grupo sin ser detectados.

A última hora de la tarde, aparece por fin un macho prometedor, aunque oculto entre pinos. La luz apura, y tras valorar la cuerna con prismáticos, Jos Luis decide disparar desde 364 metros, apoyado sobre una piedra, con la confianza de su compañero Jos Javier. El impacto es algo trasero y el animal escapa hacia un pinar abrupto.

Una noche de incertidumbre y una mañana de esperanza

Al no poder seguir el rastro en plena noche, el equipo decide dejar al animal en reposo. A la mañana siguiente, regresan con la esperanza de encontrarlo. El terreno es hostil, con pendientes y escarpes que dificultan el acceso. Con la ayuda de los guías y un fino rastro de sangre, logran encontrar al macho muerto tras más de una hora de búsqueda a pulso. La emoción es máxima: lágrimas, abrazos y la certeza de que han vivido algo inolvidable.

Jos Luis, visiblemente emocionado, resume así la experiencia: un sueño cumplido, un disparo difícil que se convierte en símbolo de esfuerzo, ética y confianza mutua. La montaña, el rececho puro y los valores de la caza bien entendida, condensados en dos días de intensidad máxima.

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