Jabalíes gigantes en Normandía

Tres batidas en Normandía, una bala perfecta y el keiler que justifica toda una vida de caza

Normandía, bosque denso, humedad, silencio roto por las ladras y una torreta entre gigantescos árboles. En este escenario incomparable se pone a prueba el nuevo Browning BAR 4X, la evolución de un rifle mítico que, tras más de 1.200.000 unidades vendidas, busca reinventarse sin perder su esencia. Lo hace en manos de Israel, protagonista de esta expedición cinegética que culmina con el abate de un enorme jabalí (Sus scrofa) que pone la piel de gallina.

El vídeo arranca con un repaso técnico al arma: cuatro modelos distintos (Hunter, Elite, Ultimate y Platinum), configurador online y un sistema de seguridad y regulación de gases que lo convierten en el único semiautomático del mercado con estas posibilidades de personalización. Tras las pruebas en cine de tiro, llega el turno del monte: tres batidas, una bala y un sueño cumplido.

Normandía: reglas distintas, caza salvaje

El área de caza, situada en el Forêt de Beaumont, es un paraíso abierto donde los jabalíes se mueven con total libertad. Aquí las normas son claras: prohibido disparar a las grandes hembras que lideran las piaras, para proteger la estructura social del grupo. Israel, con su BAR 4X Ultimate y munición Winchester Extreme Point, encara la jornada con emoción contenida.

En la primera batida, deja pasar una cochina por precaución y derriba un marrano joven de un solo disparo. El rifle responde con precisión quirúrgica. En la segunda, la suerte no acompaña: un cochino largo escapa ileso tras un lance fugaz. Pero es en la tercera donde todo cambia.

Un ker entre la maleza: el momento que lo justifica todo

En mitad de una piara de más de 15 jabalíes en estampida, Israel detecta al keiler, el grande, el soñado. Apunta entre dos troncos, suelta la bala, y el macareno cae fulminado con un disparo limpio al codillo. Aún tiene tiempo para un segundo ejemplar. No fuerza el tercero. No hace falta. El trabajo está hecho. El vídeo nos muestra el momento de acercarse al animal caído, la reverencia implícita, la emoción cruda del cazador frente al trofeo salvaje.

Una jornada de prueba superada con sobresaliente

El rifle se comporta como se esperaba: fiabilidad total, diseño estilizado y rendimiento espectacular en condiciones reales. La caza, como debe ser: ética, selectiva y cargada de simbolismo. Al cierre, varios compañeros también han abatido kyleres que superan los 140 kilos. La carne se aprovecha íntegra, como manda la tradición.

El día termina, pero la imagen del viejo jabalí sigue rondando. Porque hay lances que no se olvidan, y rifles que nacen para firmarlos.

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