Un viaje salvaje a Tayikistán tras el jabalí más grande de su vida
Los hermanos Garoz —referentes indiscutibles del cine de caza en español— se embarcan en una de las aventuras más extremas que han vivido hasta ahora: una expedición a Tayikistán en busca del jabalí salvaje (Sus scrofa). Lo que comienza como una escapada sin grandes expectativas acaba convirtiéndose en una historia cargada de adrenalina, errores, aciertos… y un final absolutamente inolvidable. El jabalí más grande que han cazado jamás, y uno de los momentos más potentes que han filmado hasta la fecha.
Caza extrema en un país donde nadie quiere tocarlos
Tayikistán es, paradójicamente, un paraíso para el jabalí. En este país de mayoría musulmana, donde por motivos religiosos nadie caza ni consume carne de cerdo, las poblaciones de jabalí se disparan. Esto genera un equilibrio delicado entre la agricultura local y la fauna salvaje, y hace posible que en ciertas zonas se organicen cacerías puntuales de control, a las que solo unos pocos pueden acceder.
Los hermanos Garoz se enfrentan a un entorno duro como pocos: subidas diarias de más de mil metros, barrancos espesos, nieve, calor, cansancio y silencio. La estrategia consiste en localizar a los animales al amanecer y preparar el acercamiento con calma y precisión. Pero no siempre todo sale según lo previsto.
Del acierto perfecto al error que más duele
En uno de los primeros lances, los Garoz localizan un gran macho. El disparo es limpio y certero. El animal cae tras correr apenas unos metros. Es el primer jabalí salvaje en Tayikistán, y la emoción se refleja en cada palabra. Pero el viaje guarda una escena aún más bestial… y no necesariamente por su resultado.
Días después, en una batida épica con más de 20 jabalíes en movimiento, el caos, la indecisión y el intento de grabarlo todo acaban costándoles la oportunidad de abatir al jabalí más grande que han visto jamás. Una escena vivida como un auténtico “Jumanji cinegético”: adrenalina, frustración y una lección que duele.
Un final de película… con el jabalí de sus vidas
Con las mochilas al hombro y el vuelo de regreso a pocas horas, el monte ofrece una última posibilidad. Los hermanos Garoz no la desperdician. Dos disparos certeros y el gran jabalí cae. El más grande que han cazado nunca, y probablemente el más grande que verán. Un viejo macho de más de 120 kilos, con colmillos colosales, que marca para siempre el cierre de esta aventura.