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Pedro Sánchez y Asunción Ruiz, directora de SEO/BirdLife, en La Moncloa.

SEO/BirdLife ignora a la ciencia y recrudece su ofensiva anticaza pidiendo prohibir la codorniz, la tórtola y el plomo

Desde que Asunción Ruiz asumió la dirección de SEO/BirdLife, la organización ha intensificado su beligerancia contra la caza, convirtiéndose en uno de los principales actores del movimiento anticaza en España. Curiosamente en una organización que fue fundada, precisamente, por cazadores. Bajo su mandato, SEO/BirdLife ha impuesto su estrategia prohibicionista en las políticas del PSOE, partido con el que mantiene una relación fluida, habiendo sido recibida en dos ocasiones por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa. Esta cercanía política contrasta con su agresividad hacia el sector cinegético y su silencio ante decisiones polémicas del Ejecutivo socialista que perjudican gravemente a las aves.

Silencio ante los gatos, dureza contra los cazadores

Uno de los casos más paradigmáticos de esta contradicción es su falta de crítica a la Ley de Bienestar Animal, promovida por el Gobierno, que ha blindado legalmente a los gatos callejeros impidiendo su control. Esto, a pesar del amplio consenso científico que señala a los felinos ferales como una de las principales amenazas para la avifauna silvestre, tanto en España como a nivel global. Numerosos estudios lo respaldan, pero SEO/BirdLife ha evitado cualquier pronunciamiento crítico al respecto.

La vara de medir cambia cuando quien gobierna no es del PSOE. Así, por ejemplo, mientras que han cargado duramente contra la presidenta de Extremadura, María Guardiola, por permitir controles cinegéticos en el Parque Nacional de Monfragüe —donde la superpoblación de ciervos y jabalíes pone en peligro el ecosistema—, han guardado silencio absoluto ante medidas similares en Castilla-La Mancha, donde el presidente socialista Emiliano García-Page ha planteado medidas idénticas.

Campaña para declarar la codorniz en peligro de extinción

En su nueva cruzada contra la caza, SEO/BirdLife ha lanzado una recogida de firmas para pedir al Gobierno que declare a la codorniz común (Coturnix coturnix) como especie en peligro de extinción, lo que supondría la prohibición inmediata de su caza en toda España. La organización ha activado esta campaña a través de canales animalistas como grupos de WhatsApp y páginas específicas para recoger apoyos, donde esgrime argumentos como «la población de codorniz se ha desplomado» o «la caza sigue siendo legal pese a las alarmantes cifras de declive».

Sin embargo, esta postura choca frontalmente con los datos del proyecto científico Coturnix, impulsado por la Fundación Artemisan, que cifra la población de codornices en España en más de tres millones de ejemplares. El propio portal de SEO/BirdLife ha publicado entrevistas en las que sus propios científicos reconocen que la caza no tiene un impacto significativo sobre la población de la especie. A pesar de ello, la organización continúa ignorando estos datos y promoviendo una narrativa catastrofista sin base sólida.

La tórtola, otro frente ideológico

Antes de lanzar su ofensiva contra la codorniz, SEO/BirdLife ya había intentado frenar el regreso de la caza de la tórtola europea (Streptopelia turtur), una especie que lleva años sometida a una moratoria impulsada por la Comisión Europea. Aunque su argumento principal es que la tórtola sigue en declive, la realidad es que existen informes y programas de seguimiento que demuestran una clara recuperación poblacional tras los años sin presión cinegética.

En un informe publicado por la propia organización, sostienen que «no hay datos concluyentes» que permitan afirmar con certeza que la tórtola sigue en situación de riesgo. A pesar de ese rechazo a las evidencias científicas, han mantenido su presión sobre las autoridades españolas y europeas para prolongar indefinidamente la prohibición de su caza, obviando que su recuperación es, precisamente, una muestra de que la gestión cinegética —bien aplicada— funciona.

El plomo, su nuevo caballo de batalla

Paralelamente, SEO/BirdLife ha intensificado su campaña contra la munición de plomo, a la que acusa de envenenar a la fauna salvaje y el campo, consciente de que, de imponerse, las consecuencias serían gravísimas para el sector cinegético. En su página principal han sustituido la imagen corporativa por una radiografía de un ave con un perdigón en el interior, una imagen sensacionalista con la que buscan reforzar su mensaje emocional, no científico. Junto a esa imagen, han activado otra recogida de firmas con el eslogan “Prohibamos el plomo ya”.

Pese a la presión ejercida sobre el Gobierno —del que reciben importantes subvenciones públicas—, un estudio reciente ha demostrado que el impacto del plomo sobre las aves no acuáticas es mínimo, y que la sustitución por munición alternativa puede tener consecuencias incluso más negativas en términos de eficacia y seguridad.

La ciencia, arrinconada por el fanatismo ideológico

El caso de SEO/BirdLife ilustra cómo una organización que se presenta como científica ha ido abandonando progresivamente los datos objetivos en favor de una agenda ideológica marcada por el activismo y la dependencia de las subvenciones públicas. Su falta de neutralidad política, su silencio ante leyes perjudiciales para las aves y su obsesiva persecución a los cazadores son elementos que, en conjunto, han convertido a esta histórica entidad conservacionista en una plataforma militante que ha dejado atrás el rigor científico.

Frente a una comunidad cinegética que ha apostado por la investigación, el monitoreo de especies y el aprovechamiento sostenible del medio, SEO/BirdLife parece haber optado por el ruido mediático, las campañas de presión política y el enfrentamiento directo con el mundo rural.

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