Sabor agridulce en la Ribeira Sacra: viaje a la caza del corzo gallego
Una tierra de vino, monte cerrado y duendes esquivos. Así se presenta Galicia en este nuevo capítulo de El Corzo de Hornady, donde el narrador cruza el país para conocer de cerca la realidad del corzo gallego, una de las poblaciones más singulares y complejas de la península. Acompañado por Óscar Garriga, cazador experimentado y voz crítica del sector, nos adentramos en los valles profundos de la Ribeira Sacra, entre viñedos imposibles y prados sombreados, en busca del mítico Capreolus capreolus.
Galicia: donde el monte gestiona mejor que el hombre
En una región donde más del 80% del territorio es intransitable, la caza del corzo está marcada por la improvisación. Garriga denuncia la ausencia de una gestión estructurada, la presión de la caza menor, los lazos activos todo el año y las dificultades de coordinar una gestión eficaz cuando un solo tecor puede ser compartido por 20 cazadores. «Aquí no gestiona el hombre, gestiona el monte», resume, criticando también el negocio oscuro de los precintos prestados en otras comunidades.
El comportamiento del corzo gallego: una incógnita diaria
Según Óscar, el territorio real defendido por un corzo es mucho más pequeño de lo que se cree. En primavera amplían su campeo, pero a medida que se acerca el celo, lo restringen para que las corzas puedan encontrarlos fácilmente. Los avistamientos son escasos, erráticos y muchas veces en horas insospechadas, lo que añade una carga mental y física enorme para el cazador.
Ciencia y compromiso: Valsemana, el corazón del estudio del corzo
La jornada culmina con una visita al Centro de Valsemana (León), referente europeo en gestión científica del corzo. Allí, corzos identificados con microchips y crotales son monitorizados durante toda su vida. Un trabajo riguroso, sostenido por cazadores y voluntarios, que demuestra que la caza también puede ser conservación. No se trata solo de abatir: se trata de entender, medir, mejorar.
Caza sin tiros, pero con aprendizaje
Tras cuatro días sin un solo lance, el viaje concluye con más preguntas que respuestas. ¿Está la mosca Cephenemyia como sospechan algunos detrás del declive? ¿Por qué desaparecen los corzos incluso en zonas densas? Lo único claro es que el corzo gallego plantea un reto distinto, y que quizá solo desde la humildad, la ciencia y el esfuerzo constante pueda empezarse a resolver.








