Días de Montería #1 | La rehala

Una jornada de caza en abierto que honra el alma de la montería

La montería no es solo un método de caza: es tradición, equipo y pasión. Así arranca este primer capítulo de Días de Montería, que nos transporta al corazón de la Sierra de Brozas, en Cáceres, donde la esencia de esta modalidad se vive con una intensidad que emociona.

El alma de la rehala

En el foco del capítulo está Juan Manuel Pulido, realero extremeño con más de 30 años de experiencia y 50 perros que son su vida. Un hombre que ha entregado su existencia al monte y que no entiende este mundo sin su rehala. Pulido recuerda, con voz firme, cómo una bala perdida casi le costó la vida durante una montería, y cómo esa misma pasión que lo guía es la que lo mantiene al pie del cañón, día tras día, en cuerpo y alma.

La jornada comienza con el ritual de migas y café caliente, seguido del sorteo de puestos. Los lances se suceden con ritmo vibrante, en una finca completamente abierta donde los venados, gamos, muflones y jabalíes cruzan libres y sin vallas que los retengan. La acción arranca pronto: más de 60 ciervas irrumpen en el puesto acompañadas por un macho que no ofrece opción de disparo, y poco después, una collera de gamos entra a tiro, permitiendo al montero acertar un precioso ejemplar tras tres disparos.

El equipo y la emoción del lance

El cazador está armado con un Browning Maral 4X de acción rectilínea, montado con visor Kite Optics V6 y munición Winchester Extreme Point calibre .30-06. Una combinación perfecta para los tiraderos amplios de la finca, donde los lances exigen precisión y rapidez. La emoción culmina cuando, justo tras relatar el lance del gamo, irrumpe un venado de 10 puntas, completando una jornada inolvidable.

Más que caza: valores, tradición y entrega

Pero esta montería va más allá de los trofeos. El plantel final —48 venados, además de jabalíes y muflones— es solo el reflejo de una gestión sostenible y de la importancia del trabajo de los realeros. Pulido nos recuerda que la montería no entiende de edades ni géneros: José López, de 96 años, sigue acudiendo al campo, y una joven cazadora celebra su primer venado con entusiasmo.

La rehala, los perros sin raza que marcan una vida, la historia de Dersú y Miel, el respeto por el monte y los animales, y el carácter del realero como figura clave, se entrelazan en un relato que emociona y reivindica el papel de quienes sostienen con sacrificio y vocación esta forma de vida.

Cazaflix y Caza Planeta, con el apoyo de Browning, nos ofrecen un episodio que ya forma parte del diario personal de quienes lo han vivido, y que resume a la perfección lo que significa un verdadero día de montería en una finca abierta de ensueño.

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