Lobo ibérico.

El Defensor del Pueblo se alinea con ASCEL y pone en jaque el control del lobo

El campo español vuelve a quedar en segundo plano frente a la presión ecologista. El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha presentado un recurso de inconstitucionalidad contra la reciente desprotección del lobo ibérico, aprobada el pasado marzo en el Congreso. La decisión se produce a instancias de ASCEL, el grupo más radical en defensa del cánido, que calificó de «anomalías y tropelías» las disposiciones legales que permitieron el regreso del lobo a un estatus de control cinegético.

El recurso es el primero que el Defensor del Pueblo presenta en seis años y uno de los escasos 32 en toda su historia, lo que da cuenta de la presión y el calado político de esta maniobra. Según la institución, la ley de prevención de pérdidas alimentarias —que incluía, en sus disposiciones finales, la desprotección del lobo— incurre en defectos de forma y fondo que podrían vulnerar la Constitución. En concreto, alude a una supuesta incompatibilidad entre la actividad económica y la protección ambiental, recogida en el artículo 45 de la Carta Magna.

Detrás de esta ofensiva está ASCEL, una organización que, pese a su escaso arraigo social, ha logrado que el Defensor del Pueblo asuma sus tesis. Este colectivo ya impulsó en 2019 la inclusión del lobo en el Lespre, una medida que fue impuesta en 2021 a todo el territorio nacional, con consecuencias desastrosas para la ganadería extensiva.

Asturias, en el punto de mira: 53 lobos en el aire

El anuncio del recurso amenaza directamente la política de control selectivo del lobo en regiones como Asturias, donde el Gobierno autonómico había aprobado en abril la extracción de hasta 53 ejemplares, sobre una población estimada de 345. Una medida que trataba de equilibrar la conservación del lobo con la supervivencia de la ganadería extensiva, cada vez más castigada por los ataques.

Las actuaciones autorizadas por zonas hablan por sí solas:

  • Zona Noroccidental: hasta 6 lobos, por 748 reses muertas.
  • Zona El Palo-Esva: otros 6 ejemplares, tras 768 ataques.
  • Zona Suroccidental: 4 lobos por 84 cabezas.
  • Zona Centro-occidental: 6 más tras 425 ataques.
  • Zona Central: hasta 8 lobos, con 473 reses afectadas.
  • Zona Centro-oriental: otros 8 ejemplares, por 292 daños.
  • Picos de Europa (fuera del parque nacional): hasta 4 animales.
  • Zonas sin gestión específica: 11 lobos, ampliables si es necesario.

Un control planificado, proporcionado y vinculado directamente a los daños al ganado, que ahora queda amenazado por una interpretación jurídica sin conexión alguna con la realidad rural.

Una trampa legislativa sin consenso

La desprotección del lobo se introdujo como disposición final en la ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario, aprobada en marzo con el apoyo del PP, Vox, PNV y Junts. Fue un paso hacia la sensatez en la gestión del lobo, después de casi tres años de imposición unilateral ecologista. Sin embargo, el Defensor del Pueblo sostiene que ese mecanismo legislativo vulnera los principios de legalidad y no regresión ambiental.

Paradójicamente, ASCEL considera que el Lespre tampoco es suficiente, y exige que el lobo ibérico sea incluido directamente en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, con una protección aún mayor. En su escrito, hablaban de «tropelías» legales y de una «regresión ambiental de gravedad crucial».

La desconexión entre despacho y territorio

Lo que queda claro es que las decisiones que afectan al campo español se toman cada vez más lejos del territorio y más cerca de los despachos, influenciadas por grupos de presión que desprecian la convivencia del lobo con el ser humano. El mundo rural, mientras tanto, sigue pagando los platos rotos de una gestión urbanita de la biodiversidad, con reses muertas, pastores desprotegidos y una opinión pública cada vez más desinformada.

Este nuevo recurso de inconstitucionalidad, impulsado por una minoría radical pero ruidosa, no solo desafía una ley debatida y votada en el Congreso, sino que reactiva el conflicto social y político que gira en torno a una especie icónica pero controvertida. Una vez más, el lobo deja de ser un animal para convertirse en un símbolo. Y el campo, como siempre, el gran olvidado.

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