Cómo cazar corzos el primer día de temporada

Una jornada de rececho con Antonio y Sergio, marcada por la dificultad, la estrategia y dos corzos muy distintos… pero inolvidables

1 de abril en Aragón. El monte aún rezuma humedad de la lluvia nocturna cuando Antonio y Sergio se preparan para lo que será una jornada intensa: el primer día de la temporada del corzo (Capreolus capreolus). Con los rifles ya puestos a tiro el día anterior y los nervios a flor de piel, comienza el rececho en una primavera adelantada, con los campos reverdeciendo y los corzos ya limpios, listos para ser valorados.

Primer rececho: niebla, dos machos enfrentados y un tiro de libro

Con las primeras luces del día, los cazadores ascienden entre la niebla hasta una pradera donde dos corzos machos se disputan el territorio. La tensión se respira mientras valoran los trofeos. Finalmente, Antonio se decide por el dominante y, tras un instante de duda en el que el animal parece desaparecer entre el pinar, realiza un disparo certero a 180 metros que inaugura su temporada con un ejemplar muy completo, perlado y maduro.

El trofeo se precinta y, sin perder tiempo, deciden seguir cazando. La ilusión se mezcla con la prudencia: queda mucha mañana por delante y el monte sigue húmedo y activo.

Segundo rececho: 240 metros, paciencia y un gran corzo entre zarzas

En otra zona, ya más despejada de niebla, localizan un grupo con dos hembras y un macho oculto entre zarzales. La espera se alarga más de 20 minutos. El corzo no da el costado. Antonio aguanta la posición, se recoloca, respira y cuando por fin el animal se cruza, dispara a 240 metros con precisión quirúrgica.

Se trata de un corzo adulto, más voluminoso que el primero, con un trofeo grueso, perlado y muy bien hecho. La satisfacción se desborda: no solo han cumplido el objetivo, sino que han disfrutado de dos recechos diferentes, con decisiones difíciles y ejecuciones precisas.

Un equipo equilibrado y una experiencia inolvidable

Antonio explica el equipo utilizado: rifle Mauser M12 CL II SX en calibre .270 WSM y visor de 56 mm de campana, ideal para condiciones de niebla y luz escasa. La bala, una Federal Nosler Partition de 150 grains, garantiza contundencia sin sacrificar precisión.

El vídeo no solo muestra dos lances espectaculares, también transmite el verdadero espíritu del rececho primaveral: paciencia, estrategia y conexión con la naturaleza. Una jornada en la que la niebla y la incertidumbre hicieron aún más valiosos los éxitos conseguidos.

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