El Ayuntamiento de Oliva ha dado la voz de alarma: en tan solo mes y medio han capturado 116 jabalíes en su término municipal. La situación, como reconocen desde el consistorio, es insostenible. Las jaulas autorizadas por la Generalitat han funcionado con eficacia, pero se han quedado cortas para frenar una invasión que no conoce límites.
Según ha explicado el concejal Enrique Parra, solo en la última batida se encerraron 57 ejemplares de una sola vez, con hasta 15 animales dentro de algunas trampas. «De haber podido cerrar también la jaula restante, habríamos capturado muchos más», ha asegurado. La campaña de control se ha reactivado tras seis meses de parón administrativo en los que caducaron los permisos de captura.
Denuncian una distribución injusta de las ayudas
Oliva ha anunciado que presentará alegaciones al reparto de subvenciones autonómicas, al considerar que los criterios actuales son injustos. «No puede recibir lo mismo un municipio con diez jabalíes que otro con más de cien», ha denunciado Parra, en declaraciones recogidas por el diario Levante-EMV. Desde el ayuntamiento insisten en que el criterio poblacional no refleja la dimensión real del problema en cada término y piden un modelo de financiación más ajustado a la situación sobre el terreno.
Villalonga: capturas, jaulas y esperas nocturnas
La situación no es mejor en Villalonga, donde la sociedad de cazadores local ha capturado 54 ejemplares entre abril y julio, según confirma su presidente, Fran Moratal. La estrategia ha combinado el uso de jaulas instaladas por el ayuntamiento con «esperas» nocturnas organizadas por los propios cazadores, que ceban puntos concretos del monte para controlar a los animales.
Moratal advierte de que la plaga está «desbocada» y necesita una estrategia comarcal, ya que los animales cruzan continuamente de un término a otro y anulan los esfuerzos individuales. «Si un pueblo no actúa, los jabalíes vuelven a entrar desde allí», señala.
Un problema rural que escala a nivel político
Lo que comenzó como un problema agrícola ya es también una cuestión de seguridad vial y salud pública. Las piaras destrozan cultivos, irrumpen en zonas urbanas y suponen un riesgo creciente para los conductores. Desde municipios como Oliva y Villalonga se reclama ahora una actuación más decidida de la Generalitat, tanto en lo económico como en lo legislativo.
Mientras las administraciones discuten, son los cazadores quienes están conteniendo la oleada, en muchas ocasiones con recursos limitados y sin respaldo suficiente. La colaboración entre ayuntamientos y sociedades de caza se ha demostrado efectiva, pero no puede sostenerse si no se incrementa el apoyo institucional.
La cifra no engaña: más de 170 jabalíes en un mes
Entre los 116 capturados en Oliva y los 54 en Villalonga, se superan ya con creces los 170 ejemplares abatidos o encerrados en poco más de un mes, un número que evidencia el descontrol de la especie en esta parte de la Comunidad Valenciana. Si no se toman medidas contundentes y coordinadas, la cifra no hará más que crecer.
