El último informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) confirma un descenso significativo de los brotes de peste porcina africana en cerdos domésticos. La caída, del 83 % respecto al año anterior, sitúa los casos en su nivel más bajo de los últimos siete años. Rumanía y Croacia concentran buena parte de esta mejora sanitaria.
Según los datos recogidos por la EFSA en su informe anual, los brotes de peste porcina africana (PPA) en cerdos domésticos se han reducido drásticamente en el último año. En 2023 se notificaron 1.929 casos, frente a los 333 registrados en 2024. Esta reducción se atribuye principalmente a los avances logrados en países como Rumanía y Croacia, que venían acumulando un alto número de focos en campañas anteriores. El organismo europeo califica este descenso como el más pronunciado desde que se tienen registros sistemáticos, a partir de 2017.
La situación persiste en la fauna silvestre
En contraste con la tendencia positiva observada en explotaciones domésticas, el virus continúa presente en la fauna silvestre, especialmente en poblaciones de jabalí (Sus scrofa). El número de focos notificados en este segmento permanece estable desde 2022, con Polonia registrando aproximadamente el 30 % del total de casos en Europa. Esta persistencia representa un riesgo sanitario latente, con especial incidencia en los países del este del continente.
La EFSA también destaca el papel clave de la vigilancia pasiva en la detección de focos tanto en explotaciones como en animales salvajes. Este tipo de seguimiento ha permitido identificar el 80 % de los brotes en cerdos domésticos y el 70 % en jabalíes durante 2024. «La vigilancia sostenida es esencial para anticipar posibles rebrotes y contener la expansión del virus», advierte el informe, que recomienda reforzar este sistema en las zonas más expuestas y durante los periodos de mayor riesgo.
En conjunto, los datos reflejan una mejora evidente en el control de la PPA en ámbito doméstico, aunque la persistencia del virus en el medio silvestre obliga a mantener una estrategia de vigilancia constante. La situación actual exige una coordinación estrecha entre autoridades sanitarias, gestores cinegéticos y propietarios de explotaciones, con el objetivo de evitar nuevos episodios de expansión del virus.
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