Tim Spector, profesor de Epidemiología Genética en Londres, emprendió un viaje a Tanzania para convivir con los Hadza, una de las últimas tribus de cazadores-recolectores del mundo. Durante tres días, adoptó su dieta tradicional, compuesta principalmente por carne de caza y frutos silvestres, con el objetivo de analizar cómo esta alimentación influye en la microbiota intestinal.
Una inmersión en la dieta Hadza
La dieta de los Hadza incluye alimentos como frutos de baobab, bayas silvestres, tubérculos asados y miel con larvas, además de carne de animales cazados como puercoespines y damanes. Spector participó activamente en la recolección y caza de estos alimentos, evitando el uso de productos de higiene modernos para mantener la autenticidad del experimento.
Los resultados mostraron que, durante el periodo de la dieta Hadza, la diversidad de la microbiota intestinal de Spector aumentó significativamente, lo que se asocia con una mejor salud digestiva y un sistema inmunológico más robusto. Sin embargo, al regresar a su dieta habitual, estos beneficios disminuyeron rápidamente, lo que sugiere que mantener una dieta rica en alimentos naturales y variados es clave para una microbiota saludable.
Este experimento resalta la importancia de reconectar con una alimentación más natural, basada en alimentos no procesados y obtenidos directamente de la naturaleza, como la carne de caza y los frutos silvestres. Adoptar hábitos alimenticios más cercanos a los de nuestros antepasados podría ser beneficioso para nuestra salud intestinal y general.