Batida en Liébana | Monterías Hornady

Una batida entre osos, montañas y emoción: así se caza en Liébana

Liébana no es solo un paraíso natural, es también un escenario único para vivir una montería auténtica. En este nuevo capítulo de Monterías Hornady, el equipo se traslada a este emblemático valle cántabro para enfrentarse a una batida compleja, marcada por la belleza del entorno, la dureza del terreno y un factor que añade tensión extra: la presencia de osos en la mancha.

Seguridad, respeto y máxima atención: los ingredientes de una buena batida

Desde el arranque, el vídeo deja claro que la seguridad es lo primero. En el briefing matinal, los organizadores —liderados por Óscar González Casares y el guarda Don Miguel— insisten en la necesidad de identificar con certeza cada pieza antes de disparar, ya que los jabalíes (Sus scrofa) comparten territorio con osos pardos, cuya presencia está confirmada.

Se exige el uso de ropa naranja, se repasan protocolos, se entregan emisoras y se recuerda el cupo limitado a seis jabalíes. Todo en un tono responsable, que refleja el tipo de caza ética y comprometida que promueve esta serie.

Terreno duro, perros valientes y cazadores atentos

La acción se desarrolla en el Monte de Quemada, término municipal de Vega de Liébana, concretamente en la umbría de Obos. Una zona cerrada, empinada y exigente, donde el trabajo de los perros de traílla resulta crucial. Entre los protagonistas de la jornada destaca Sofía, una joven que participa por primera vez junto a su padre, mostrando cómo se inicia una nueva generación de cazadores con valores firmes.

Los rastros no tardan en aparecer y se suelta a la rehala tras un jabalí grande. Una cachorra joven, en su tercer día de campo, demuestra aptitudes sorprendentes, arrancando los aplausos de los monteros por su valentía y olfato.

Lances difíciles y emoción hasta el final

Las posturas van dando fruto poco a poco. Se abaten cuatro jabalíes mientras otros escapan por la maleza. El monte es denso y cada lance exige reflejos, precisión y conocimiento del entorno. En uno de los momentos clave del vídeo, un cazador relata cómo abatió un marrano a 80-90 metros, tras detectarlo en sigilo volviendo al encame. Un disparo limpio al codillo y un lance para el recuerdo.

Una montería auténtica, como las de antes

Este capítulo refleja a la perfección lo que es una batida en el norte: monte cerrado, terreno exigente, incertidumbre, respeto por el entorno y pasión compartida. No se trata solo de cobrar piezas, sino de vivir el monte, leerlo y formar parte de él.

La caza en abierto, con perros, entre riscos y robles, con la niebla asomando entre los Picos de Europa y la emoción intacta, es la protagonista real de este documental. Una jornada que deja huella por su intensidad, su belleza y la forma en que se ha vivido: con responsabilidad, compañerismo y una ética que marca el camino.

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