Una noche de presión, visión térmica y un triplete inolvidable en tierras valencianas
En una zona agrícola del interior de Valencia, donde los daños provocados por los jabalíes son cada vez más graves, Jara y Sedal acompaña a Rafa Carrillo en una espera con visión térmica que promete emociones fuertes. Las viñas, almendros y olivos no solo sufren el ataque constante de los jabalíes (Sus scrofa), sino que el riesgo de accidentes de tráfico en las vías rurales ha disparado la preocupación de vecinos y agricultores. La caza se convierte, en este contexto, en una herramienta de gestión fundamental.
Una caza técnica con propósito
Desde el primer minuto, el vídeo refleja una situación crítica para el campo valenciano. Agricultores locales narran cómo el crecimiento descontrolado del jabalí no solo merma las cosechas, sino que causa destrozos estructurales en las plantas y pone en peligro la seguridad vial. En respuesta, y bajo autorización excepcional, se permite la caza nocturna con visión térmica acoplada al arma. Esta modalidad, cada vez más necesaria, requiere equipos de alta precisión.
Rafa Carrillo apuesta por el rifle Bergara B14 Crest, un modelo ultraligero con culata de fibra de carbono y un cañón de 24 pulgadas, acompañado por un visor Razor y munición en calibre 6,5 Creedmoor, ideal para el disparo a larga distancia. El conjunto demuestra ser perfecto para la espera en condiciones de escasa luz y meteorología variable, con la amenaza de lluvia presente durante toda la jornada.
Tres lances rápidos, un resultado rotundo
Tras caer la noche, la cámara térmica comienza a revelar la actividad en el campo. Se dejan ver un zorro —al que no se puede disparar— y un par de corzos (Capreolus capreolus), que se acercan a la orilla del monte. Pero la tensión se dispara cuando, antes de lo esperado, tres jabalíes irrumpen en el claro. Rafa se adelanta unos metros, se prepara con calma… y ejecuta tres disparos limpios y certeros. Un triplete nocturno que no solo habla de la calidad del material, sino del temple y la preparación del cazador.
Un final que deja huella
La satisfacción es doble: por un lado, la experiencia cinegética, intensa y eficaz. Por otro, la conciencia de estar ayudando a frenar una problemática real que afecta a quienes viven del campo. Rafa lo resume con claridad: «Ha sido una noche de caza que no vamos a olvidar». Porque cuando la caza se ejerce con rigor, ética y responsabilidad, no solo se disfruta… también se contribuye activamente a conservar el equilibrio natural y rural.