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Rececho de ciervo chino en Reino Unido

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Dos ciervos chinos en Reino Unido: recechos entre marismas y tradiciones

Un rececho exigente en tierras inglesas húmedas y llanas, con la emoción a flor de piel. Así arranca esta intensa aventura cinegética en el este de Inglaterra, donde dos cazadores españoles se enfrentan al desafío de abatir el escurridizo ciervo de agua chino (Hydropotes inermis) en su hábitat perfecto: marismas abiertas, acequias y campos de cultivo en el corazón del condado de Suffolk.

Un paisaje de leyenda y una especie singular

En compañía de Adam, guarda local y apasionado defensor de las tradiciones cinegéticas británicas, Fran y José Antonio recorren las 800 hectáreas de un coto donde la fauna abunda. La zona, cercana a la costa este y muy próxima a los Países Bajos, ofrece un marco excepcional para el rececho. Allí, el ciervo chino, de pequeño tamaño pero con enormes colmillos en lugar de cuernas, se desplaza con sigilo entre humedales y llanuras. Su pelo hueco y su comportamiento nervioso hacen de cada encuentro una experiencia única.

Armados con un rifle calibre .223 con silenciador —legal y muy extendido en Reino Unido para el control de depredadores—, inician el rececho entre aves migratorias y grupos constantes de cérvidos. La primera jornada se complica: una hembra alerta con su ladrido y delata su posición. Cuando finalmente el macho se levanta, el disparo se va alto. El fallo deja un sabor amargo, pero también refuerza el respeto por la dificultad del lance.

Segunda oportunidad: entre paciencia, técnica y tradición

Lejos de rendirse, el grupo emprende una nueva jornada. José Antonio se enfrenta al dilema ético de disparar a un animal tumbado, algo que el guarda no aprueba pero que decide permitir ante la posibilidad de perder un gran ejemplar. Esta vez, el disparo es limpio, certero, y el ciervo chino cae en seco, sin sufrimiento. Se impone la alegría y el respeto.

Con la tarde ya cayendo, y cuando parecía que la jornada llegaba a su fin, aparece un viejo conocido: un gran macho apodado «el luchador», con una oreja rasgada por antiguas batallas. Entre dos luces, y tras una entrada medida, José Antonio logra un segundo lance impecable, culminando una experiencia irrepetible en tierras británicas.

Un trofeo de emociones y respeto

Más allá de los trofeos —uno de ellos digno de medalla—, esta cacería pone en valor la riqueza del entorno, el manejo sostenible de las poblaciones y, sobre todo, la emoción sincera del cazador. Desde el primer fallo hasta el último disparo, cada momento refleja una mezcla de tensión, aprendizaje y respeto por la pieza.

Cazar el ciervo de agua chino en Reino Unido no es solo una cuestión de puntería. Es un viaje por el paisaje, la cultura y la ética cinegética. Un capítulo que deja huella y que invita a seguir explorando especies y territorios donde la caza es, ante todo, una pasión compartida.

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