Icono del sitio Cazaflix

Himalaya

Una cacería al límite en las cumbres del Himalaya

Hay aventuras que no se olvidan, y esta es una de ellas. Un grupo de cazadores españoles se embarca en una de las experiencias más duras y emocionantes que pueden vivirse con un rifle al hombro: cazar en el Himalaya. Desde los primeros pasos en Pakistán, con su intensidad cultural y sus autopistas imposibles, hasta las laderas heladas donde pastan los íbex (Capra sibirica) y los blue sheep (Pseudois nayaur), cada tramo del viaje pone a prueba el cuerpo, la mente y el alma del cazador.

De la autopista más peligrosa del mundo a las nieves eternas

Tras volar desde Madrid y pasar por Estambul, los protagonistas aterrizan en Islamabad. Desde allí, comienza una travesía de 1.300 kilómetros por la Karakoram Highway, una de las carreteras más peligrosas del planeta, bordeando precipicios sin fin durante más de 16 horas de viaje. ¿El destino? Un campamento base desde el que iniciar la ascensión hacia las zonas donde habita la caza más salvaje del continente asiático.

La aclimatación es dura: síntomas de mal de altura aparecen ya a los 3.500 metros, con temperaturas que rozan los -20 grados centígrados. Pero nada frena al equipo, que se abre paso ladera tras ladera, con la mochila cargada de ilusión y un objetivo claro: encontrar el animal soñado y realizar un disparo limpio.

Esfuerzo, hielo y un disparo que vale por todos

Los primeros lances no llegan. El terreno es brutal, los animales están lejos y las condiciones extremas juegan en contra. Una burbuja de nivel congelada, laderas imposibles y visibilidad limitada dificultan un disparo que exige precisión quirúrgica. A pesar del esfuerzo, los fallos iniciales pesan.

Pero la montaña recompensa al que insiste. En un momento fugaz, uno de los protagonistas consigue un tiro perfecto a más de 500 metros, y el animal cae ladera abajo, entre piedras y nieve. No hubo tiempo para cámaras, pero sí para gritos, abrazos y fuego encendido a toda prisa por un guía curtido en altitudes extremas.

Instantes de gloria en la montaña más salvaje

El segundo lance es aún más exigente. Tras más de media hora de espera en una roca congelada, el cazador respira hondo, ajusta el disparo y consigue abatir un gran trofeo. El animal rueda cuesta abajo y la emoción desborda al equipo, que sabe que está viviendo una jornada que quedará grabada para siempre.

Las imágenes finales muestran el paisaje imponente, los rostros marcados por el frío y la satisfacción de haber vivido una aventura cinegética en uno de los escenarios más extremos del planeta. Una experiencia donde cada paso cuesta, pero cada éxito sabe a cima conquistada.

Salir de la versión móvil