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El corzo de Hornady – Cap. 2

CORZO-HORNADY-2

Una caza que deja huella y siembra conocimiento

Tras los meses de confinamiento por la pandemia, la vuelta al campo se convierte en mucho más que una simple jornada de rececho. En este segundo capítulo de El Corzo de Hornady, el protagonista emprende un viaje cargado de emoción y reflexión, en busca de su primer corzo (Capreolus capreolus), acompañado de quienes más saben y respetan a esta especie.

Desde el primer minuto, el vídeo transmite la pasión por entender el comportamiento del corzo, especialmente tras un periodo en el que el ser humano desapareció del monte. Con Enrique como guía, la jornada se enfoca en localizar un ejemplar que ha alcanzado su techo de desarrollo, ideal para realizar una caza selectiva con criterio de gestión.

Dientes, cuernas y huellas: claves para conocer y respetar al corzo

En uno de los tramos más didácticos del vídeo, se enseñan métodos para estimar la edad de un corzo, basándose en el desgaste de los molares y la inclinación de las rosetas. Enrique explica por qué es importante conservar las mandíbulas de los animales cazados como herramienta de aprendizaje, y cómo las decisiones se deben tomar no solo por el aspecto externo, sino también por la observación previa en el campo.

También se abordan aspectos poco conocidos, como el ciclo hormonal de la cuerna y cómo diferenciar hembras con cuernas anómalas de machos reales, observando el escudo anal o la presencia del pincel. Una lección completa sobre el Capreolus capreolus, que va más allá del disparo.

Una nueva generación de cazadores y un legado de valores

Javier Iñurrieta, joven experto en corzos y apasionado de la cámara, ofrece una mirada moderna al perfil del cazador: ética, respeto y vocación por conservar. Explica cómo la estrategia del corzo cambia con las estaciones, cómo se adapta al hábitat y qué medidas de gestión pueden favorecerlo: pequeños claros, siembras de forrajeras o puntos de sal colocados en altura.

Pero el vídeo alcanza su momento más emotivo cuando el narrador recuerda, con una mezcla de nostalgia y orgullo, el lance de su primer corzo hace más de 40 años en Sevilleja de la Jara. Una vivencia que lo marcó de por vida y que lo enganchó a una especie que, más allá del trofeo, conquista por su comportamiento esquivo, su belleza y el respeto que impone.

Una lección que va más allá de la pieza

El capítulo termina con un lance de gestión ejecutado con precisión, donde se caza un corzo que no evolucionará favorablemente, incluso siendo joven. Se valora el impacto ético de cada decisión, reforzando la idea de que la caza, cuando se hace con cabeza y corazón, es una herramienta de conservación.

Este episodio no solo emociona por el recuerdo del primer corzo, sino que deja claro que cada lance, cada observación y cada conversación en el monte suman en el compromiso de cazar mejor para conservar más.

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