En este tercer capítulo de Días de Montería, nos adentramos en los parajes de Brozas, a orillas del río Salor, en pleno corazón de la provincia de Cáceres, para vivir una experiencia cinegética que trasciende lo deportivo y se convierte en homenaje. La montería, organizada por Caza Planeta y con el respaldo técnico de Browning, reúne a los monteros en una jornada marcada por la emoción, la belleza del entorno y una ejecución impecable.
Un puesto de testero con historia
El cazador protagonista ocupa el puesto número 2 en una traviesa con múltiples testeros, lo que exige precisión, atención y capacidad de adaptación. Equipado con un Browning BAR 4X Platinium y un sistema de doble óptica —visor Kite Optics V6 y punto rojo Kite K1—, demuestra la versatilidad necesaria para afrontar dos lances casi consecutivos: primero un gran jabalí, que tras ser alcanzado se precipita al fondo del barranco, y después un venado, cazado apenas minutos después en un ángulo opuesto. Dos tiros limpios que resumen lo mejor de la montería española.
Taxidermia: el arte de conservar el alma del trofeo
Este episodio pone también el foco en una figura esencial: el taxidermista. A través del trabajo del equipo de Tax Trophy, liderado por Diego, conocemos la importancia de tratar cada pieza —sea un guarro modesto o un gran venado— con el respeto que merece. Desde la recogida en el campo hasta la preparación final en el taller, el proceso revela el compromiso con la calidad, la innovación y el legado emocional de cada trofeo.
La emoción permanece
Más allá del número de capturas —que en esta montería incluyó también muflones y un elevado número de reses abatidas por el resto de puestos—, lo que permanece es el recuerdo. Este episodio consigue capturar la esencia del montero: su vínculo con el paisaje, su respeto por las especies y su deseo de preservar la historia de cada lance, no solo con balas, sino con memoria.